Cuando colgó el teléfono dio por terminada la relación.
Cuando notó cómo le colgaba el teléfono se llevó la mano al bolsillo en un acto reflejo y reflexivo.
Sonaron todas las alarmas y el ajetreo se instaló en la calle. El
auxilio llegó rápido pero no hizo falta poner en práctica el protocolo de
emergencia pues ya sin vida el cuerpo de T.M. yacía en la acera.
La relación entre ellos empezó a enfriarse a los pocos meses de
casados. Quién iba a decir que lo que empezó de forma tan inusual como
romántica, hecho un nudo su cuerpo y alma, se desharía de forma casi repentina.
Había que buscar un culpable, pero ninguno estaba dispuesto a asumir la parte
que le correspondía, por eso, el acaparamiento continuo de los negocios de T.M.
cargó con la responsabilidad...
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