Vuelven
las dudas: ¿Sobre qué escribir: lo que pienso, lo que invento, lo que
conozco?
Todo es
válido si antes se tiene claro qué escribir.
Escribir
sobre lo que se piensa, encierra ciertos riesgos para el escritor
que empieza, pues el pensamiento es demasiado amplio y el lenguaje –en
ocasiones- limitado, no por falta de vocablos precisamente, sino porque la
mente va más rápida que las palabras y éstas se extravían por el camino.
Podemos tener miles de sentimientos, de percepciones, de pensamientos, pero a
la hora de expresarnos todo queda reducido a la mitad de la mitad y ahí llega
la primera frustración del principiante.
Escribir sobre algo inventado es un atrevida y divertida forma de expresión. Como lanzarse al vacío. Pero la imaginación debe estar bien amueblada de información para poder manejar y controlar situaciones, conflictos, personajes, y no cometer errores.
CONSEJO: Ningún escritor que empieza debe tener miedo a la documentación antes de escribir, pues la invención no está reñida con la documentación, por el contrario, es una gran aliada.
Escribir sobre lo que se conoce siempre es más fácil y asequible. El conocimiento ayuda mucho al escritor novel y le facilita la tarea. La mayoría
de los autores, aunque inventen, siempre se sirven y aportan sus vivencias, percepciones, sensaciones, lugares y personajes que conocen. Hay un trocito de ellos.
Isabel Allende asegura que de cualquier
experiencia intenta sacar provecho -un dato, una emoción o un sentimiento que “impregne
mi interior”- para aplicarlo al relato.
Borges dice: “el escritor se
va haciendo cada día con la observación y el trabajo, con la corrección y la
lectura constante”.
CONSEJO: Para escribir sobre algo, antes hay que bucear en el
interior de cada uno, seguro que se encuentra un tesoro.
María (personaje que representa a todos los lectores de este blog) me comentó:
- ¡Tengo tanto que decir que no sé cómo empezar!
- Ordena ideas. Toma la cuartilla de sucio y haz una lista sobre lo que quieres hablar, luego establece un orden de prioridad y lánzate a escribir. Ten en cuenta, quién va a protagonizar la historia y quién lo va a narrar. Tal vez empieces haciendo un relato, que puede llevarte a un cuento o, por qué no, acabar siendo una novela.
- Corres demasiado –dijo María.
- Todo es empezar.
¡Espero que te haya gustado! Continuará...
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