Escribir un relato no es tarea
sencilla.
En el proceso de interiorización ha de tenerse en cuenta la fuente de
inspiración: para unos es la vida que circula y respira a su alrededor, para
otros las noticias que leen en revistas y periódicos con más o menos
transcendencia y para todos, digan lo que digan, la mayor fuente de
inspiración es su propia realidad; en algunos casos, puesta de manifiesto tan
evidentemente que les delata, sin embargo, otros autores se esconden tras
los personajes.
Tras el proceso de
interiorización llega el momento de la expulsión, o lo que es lo mismo, cómo
contar la historia:
- Desde el nacimiento
hasta la muerte del personaje como ocurre, por ejemplo, en El Lazarillo de Tormes.
- Desde un momento crucial en la vida de uno
o varios personajes.
- A partir de una crisis o acontecimiento que
produzca un giro notable en la vida de los personajes.
Y para mejor entendimiento aporto unos esquemas
aclaratorios a modo de CONSEJOS:
1) Contar la historia desde el
nacimiento hasta la muerte, o porque suene menos cruel, desde el principio hasta
el fin.
Principio --------------------------------> Fin
Podemos considerar en este caso que el principio de
la vida del personaje coincide con el principio del relato, y el fin de la vida
con el fin del relato. Pongamos un ejemplo de historia que se me ocurrió un día.
Lo que podría ser el comienzo de la vida de un tal Norberto:
La noche en que Norberto Cantueso llegó al mundo, las
estrellas estaban ausentes y sólo un espeso manto negro cubría su cuna. Su
madre dormida junto a él en un lecho frío de muerte, ni siquiera le acercó el
pecho para que empezara a alimentarse; desde aquel instante, pese a sus escasas
horas de vida, adivinó Norberto que tendría que procurarse el sustento él solo.
Bien podría terminar:
Aquella embriaguez, fruto del fruto divino de la vid, le hizo cerrar
los ojos. Tantas veces deseó ese momento, que Baco, sin venirse a razones, le
llevó con él.
2) Contar la historia desde un momento crucial en la
vida de uno o varios personajes.
Principio ----------- Momento ----------------------------> Fincrucial = Principio del relato
Es ahora cuando no se debe confundir el término
principio. Tomado el principio como inicio de vida del personaje y fin como su
final, el momento crucial es a partir del cual se inicia el relato,
poniendo en la llamada cuartilla de sucio los acontecimientos que solo el
escritor conoce como principio de vida del personaje, que no tiene por qué
llegar de forma directa al lector, aunque sí sobreentendida. El relato
terminará con el final de la vida o bien en el momento que el escritor decida.
Seguimos con el personaje anterior:
Habiendo
llegado Norberto Cantueso a la edad de veinte años sin más aspiraciones que las de
ratear por las calles de la ciudad, cuidándose mucho de que la guardia no le
prendiera, cayó enfermo de extrema gravedad sin comerlo, pues apenas le llegaban
las monedas que sacaba mendigando para ello, y sin beberlo que aunque probara
el vino a hurtadillas en las tabernas cuando algún consumidor daba la espalda
al vaso, llevaba más de dos semanas sin probar gota. Lo dicho. Le sacudió un
jamacuco que hubo de guardar reposo bien de tiempo, pero tan a gusto estaba
encamado después de probar los adoquines de la calle, que en vez de sanar se
empeñaba en dar muestras de retroceso por guarecerse entre sábanas y caldos
calientes un día más. La venta de acogida no estaba mal, tampoco lo estaban el
amo y el ama y ni que decir la criada. La vida de Norberto Cantueso había tomado aire
fresco y marchaba por nueva andadura….
Y ahora bien pudiera acabar la historia como en el
párrafo anterior o bien en otras circunstancias, pongamos por caso:
Bien merecida
tuvo Norberto la herencia del amo, sin hijos y ya viejo, que cedió sus
pertenencias a quien le sirviera de buen criado, casado con la criada y
saturado de hijos. La venta no cambió de nombre pero sí de dueño, aunque los
asiduos no se percataron de nada.
3) Contar la
historia a partir de una crisis.
Principio ---------------- Crisis = Principio del relato --------------------> Fin
Digamos que el término crisis viene a
significar algo parecido a lo que en el párrafo anterior denominé momento
crucial, y toda la teoría anterior es perfectamente aplicable.
Supongamos,
pues, que la vida de Norberto va a ser narrada a partir de una lucha intestina
entre guardias y delincuentes:
Corría por las
calles Norberto Cantueso escabulléndose de la multitud encrespada, y en su carrera
veloz, secuestró un manto de noble, arrebató un sombrero con pluma, destendió
unos calzones de varón que se asoleaban al relente aunque aún estaban húmedos y
que por ventura reposaban junto a una camisa de la que sin duda también se
apropió. Las voces le salían al encuentro por todas partes, e incluso las escaramuzas amenazaban con
alcanzarle, pero él, hábil, acostumbrado a salir solo adelante desde el día
mismo en que lo alumbrara su madre, alcanzó las tapias del convento de las
Beatas Nuevas; de un salto se plantó en el jardín, al lado mismo de un
sarmiento, cambiando allí sus harapos por los de noble ante la estupefacta mirada de una joven
novicia. Luego dijo:
- ¡Espléndido día hermana y
bonito jardín! Fe ciega tengo en su palabra pues como bien sabrá es grandísimo
pecado desvelar secretos y éste es el nuestro.
La novicia movió en sentido afirmativo la
cabeza, momento en que Norberto aprovechó para concluir la charla.
- ¡Vive Dios que ese gesto me
parece un juramento y los juramentos no se quebrantan!
Volvió a
saltar el muro y se paseó por la ciudad como un hombre nuevo.
El final, pudiera ser cualquiera de los ya expuestos
o bien:
No en vano su
aspecto de caballero, pese a no contener ni una moneda sus bolsillos, ganóse la
confianza del amo de la venta que le ofreció cama y comida; la del ama, camisa
lavada y planchada; la de la criada, que se encargaba de calentarle el lecho, y
todo a cambio de que convidara y diera conversación a los clientes. Entre
tanto, cuanto más consumo más beneficio, cuanta más distracción más sisa, y
cuanto más beneficio y más sisa más mimos para Norberto, que aprendió a recitar
poemas y a contar historias tan disparatadas que la risa y el vino corrían a
raudales….
Autorretrato. Una mano tocando la cara (Oskar KoKoschka) |
Cuando le envié a María los ejemplos me correspondió
con un mil gracias, pero maliciosa me preguntó
-
¿Y
el título?
Yo le respondí teóricamente que el título es la
síntesis de todo lo narrado.
-
Eso ya lo sé. Me refiero al de tu texto.
- Vida y circunstancias de Norberto Cantueso © Pilar del Campo Puerta.
- Por cierto –insistió ella- ¿es un cuento o un relato?
¡Espero que te haya gustado! Continuará...
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